lunes, 1 de julio de 2013

Tercer capítulo.


- Rose, despierta venga.
- Voy, voy. 

Ví que Peter ya llevaba la mochila colgada y no me gustó, ¿cuándo íbamos a descansar de verdad? Llevábamos días huyendo y esto no estaba echo para mí. Tenía las piernas cansadas y los pies molidos, y todo eso sin hablar del cansancio mental, un giro de 360º en cuestión de un par de días. No sabía cuanto iba a poder seguir aguantando aquello. Y Peter no ponía las cosas nada fácil porque cada vez que le preguntaba me decía lo mismo: papá y mamá no seguían la ley, por eso los mataron. Lo que yo quería saber era que hicieron. 

- Peter, ¿ya? Joder, ¿tanta prisa hay? - dije chillando debido al cansancio y la abrumación de no saber nada.
- Rose, quédate aquí si quieres que te cojan, yo me voy. - me dijo echándome una última mirada.
- Vale, vale. Voy contigo. - le dije incorporándome para poder ver hacia donde se dirigía.
Peter empezó a andar y de repente oí un ruido en los matorrales, y no, no era producto de mi imaginación. Mis pies dieron un par de pasos para atrás irracionalmente. No sabía si correr, si gritar o si chillar. Entonces ví como una mano salía de los matorrales. Estaba completamente petrificada. Poco a poco ví como un muchacho de unos veinte años ,como Peter, salía de aquellos matorrales. Al menos no era un exterminador, pensé rápidamente.

- Hola, soy Jake -dijo acercándose a mí y tendiéndome la mano. Era guapo, muy guapo. Tenía el pelo corto y moreno, un moreno un tanto extraño, un moreno tirando más a rubio que a moreno, y unos ojos marrones preciosos. Me perdí en ellos sin acordarme de que estaba esperando una respuesta mía. Lo raro de todo eso era que acababa de salir de los matorrales en los que probablemente había pasado toda la noche espiándonos y me saludaba con tanta normalidad.
- Ho...hola - le dije titubeando - soy Rose. ¿Llevas siguiéndonos todo el camino?
- No sabía a donde ir, ¿tú no ibas acompañada? - entonces Peter gritó mi nombre seguido de un '¿dónde coño te has metido?'. 
- Estoy aquí, ya voy. Ven, te voy a presentar a Peter-dije en un susurro para que este no me oyera.
Empezé a andar delante suya, más nerviosa conforme nos acercábamos a Peter. Después de pasar los saúcos, encontramos a este, que estaba recogiendo algo del suelo.

- Peter...este es Jake-le dije cautelosa y con miedo.
- ¿Quién es Jake? -dijo sonriendo. Pero su sonrisa desapareció en el mismo instante en el que vió a Jake al lado mía - ¿tú eres el que lleva persiguiéndonos desde el principio?-soltó en un tono un tanto amenazador.
- Sí - dijo Jake - pero no sabía adonde ir y pensaba que podría acompañaros.

Peter no contestó, se acercó a mi y me agarró por el brazo para llevarme consigo. 'Peter, ¿qué haces?' se me ocurrió decir. Él no contestó, ni siquiera se resignó a mirarme o a parar. Siguió andando como si nada, siguió tirando de mí como si de un perro se tratase. Jake tampoco abrió la boca, se quedó mirando con los ojos abiertos como platos mientras yo le susurraba que perdón, que aquello no era culpa mía.

-¿Cómo que perdón Rose? ¡No te tiene que perdonar nada!-me dijo soltándome y frenando en seco.
-Pero es que...-estaba confundida. Quizás tenía razón, pero si yo fuera él tampoco me gustaría que me dejarán allí las únicas personas que pueden ayudarme.
-No os peleéis por mi culpa, yo...
-Tú nada, no vayas de buenecito que no quiere crear problemas-dijo empujándolo. 
-Eh, pero si ni siquiera me has dejado explicarte porque estoy aquí.
-Quizás no me interese, déjanos en paz-entonces me miró, me miró como nunca antes lo había echo, no entendía su razonamiento.
-Pero Peter, ¡que no ha echo nada!-grité para parar todo aquello.
-No podemos fiarnos de nadie Rose.
-Un día por favor, sólo un día. Dadme una oportunidad-dijo levantándose y limpiándose la camiseta.
-Un día, como la pifies ya te puedes olvidar de nosotros, y ahora vamos-dijo Peter en un tono frío. 

Esperé a que Peter se alejara para acercarme a Jake. Si me veía muy pegada a él, se tendría que ir por mi culpa y eso no era nada justo.

-Él es así-le dije para romper el hielo-no quieras entender lo que hace, no hay manera. Estamos solos y no puede confiar en nadie, no quiere.
-Lo entiendo, pero podría haber esperado a que le explicara porque estoy aquí.
-¿Y por qué lo estas?
-Es una larga historia, más tarde si eso-dijo rascándose la nuca para distraerme.

Decidí no preguntarle más por ahora. A mí también me costaría explicarle porque estamos aquí. 
El sol esa mañana brillaba intensamente, y ver como atravesaba las ramas de los árboles era algo hermoso, más hermoso sería si no estuviéramos en esa situación, y el bosque parecía sacado de un cuento de niños. Los sauces llorones le daban un aspecto mágico y tenebroso a la vez, con sus largas hojas que llegaban a rozar el suelo, y si agudizabas el oído se podía oír el agua de la cascada repiquetear contra las rocas como si de una suave melodía se tratase. 

-¿Cuál es el plan hoy?-le dije a Peter en cuanto lo alcancé.
-Por la noche tendríamos que haber llegado a un pequeño río con una cascada, donde te podrás lavar y eso.
-¡Bien! Oye, ¿cómo sabes que ahí hay un río?-murmuré extrañada.
-¿Te repito que mamá y papá estaban preparados para esto?
-Papá y mamá, no tú...ah, espera, que te enseñaron todo esto por si acaso.
-Me lo enseñó mamá, sí-lo dijo con amargura-ella ya sabía que esto iba a pasar.

Aquello me dejó mentalmente peor de lo que ya estaba. Era como si mi madre hubiera estado esperando su muerte todo ese tiempo. Sólo que el como sobraba. Eché la vista atrás para ver donde andaba Jake y ahí estaba. Era realmente guapo, parecía un modelo cuando se revolvía el pelo y se lo volvía a peinar, cosa que hacía continuamente. Entonces me acordé de una cosa.

-Peter, ¿por qué te has enfadado tanto si tu decías que había alguien con nosotros?-le pregunté.
-Rose, he estado ensayando el momento en el que me lo presentarías no sabes cuanto tiempo.
-¿Cómo sabías que yo iba a presentártelo? - dije totalmente extrañada.
-¿Cómo no? ¿De verdad piensas que sea quien sea iba a salir estando yo presente? No, saldría cuando la niña buena y bondadosa estuviera sola.
-Así que también ensayaste como echarle y como hacer para que se alejara de nosotros.
-Ajá, así es. Pero contigo ha sido imposible, aunque sólo va a haber que esperar un día.
-No, no sabes como se va a comportar.
-Le buscaré las cosquillas-dijo a carcajadas.
-No eres nada justo-le dije mientras le daba la espalda.